En Colombia, un candidato presidencial casi muere asesinado. El atacante era un chico de 14 años con un arma en la mano. Sí, 14 años. Un niño, listo para matar.

¿Qué hizo Gustavo Petro, presidente de Colombia? En vez de condenar la violencia con firmeza, se enfocó más en decir que el agresor era menor de edad, que en preocuparse por la vida que pudo haberse perdido.

Así estamos en nuestra región. En Ecuador ya asesinaron a un candidato presidencial el 2023, y a un periodista este año.


En Nicaragua gobierna Daniel Ortega, un exguerrillero que convirtió al país en su propiedad. Persigue opositores, encierra curas, y no suelta el poder ni con dinamita.

Eso pasa cuando se permite que las mafias violentas lleguen al gobierno. Cuando la democracia se entrega a gente que solo cree en ella cuando gana.

¿Queremos eso en el Perú? ¿Queremos vivir con miedo, mirando por la espalda, callando para que no te marquen?


Porque si dejamos que los mismos de siempre —los caviares, los operadores políticos, los comunistas socios del Foro de São Paulo— sigan teniendo el poder, no nos vamos a dar cuenta del daño hasta que ya sea muy tarde.

Ayer fue Ecuador. Hoy es Colombia. Y mañana… podría ser el Perú.

Las elecciones del próximo año, no es solo una elección más. Es la oportunidad de cortar con este ciclo de miedo, odio y violencia.


El cambio no es un deseo sino una urgencia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *