
Este fin de semana, el diario El Comercio entrevistó a uno de los candidatos presidenciales más interesantes —y menos conocidos— del escenario político peruano: Carlos Espá. Periodista con más de 40 años de trayectoria, abogado y magíster en Ciencias Políticas, Espá propone algo que muy pocos se atreven: una reforma total del sistema. No solo de la política, sino del Estado en su conjunto.
Lejos de los reflectores mediáticos, sin alianzas con partidos tradicionales ni financiamiento millonario, Espá recorre el país hablando de lo que casi nadie habla con seriedad: cómo romper el pacto de impunidad entre el poder político, la justicia tomada por mafias y los empresarios corruptos.
En la entrevista, Espá dejó frases que resuenan con fuerza:
“Me llama la atención que para Vizcarra solo pidan seis meses de prisión preventiva”
“La minería ilegal se combate dividiendo a los mineros de los criminales, no persiguiendo a todos como si fueran lo mismo”
“Nos estamos convirtiendo en una sociedad sin ley, porque la justicia está secuestrada por mafias ideológicas”
El candidato además apuntó al corazón del problema peruano:
- Una justicia politizada, dominada por ONGs y jueces con agenda ideológica.
- Una educación pública en ruinas que reproduce desigualdad.
- Una minería informal estigmatizada, en lugar de ser transformada en pequeña empresa con acceso a crédito.
- Un Estado capturado por mafias, donde no se puede ni construir un colegio sin una coima de por medio.
En tiempos de marketing político y reciclaje de candidatos, Carlos Espá emerge como una campaña de intriga, una apuesta por lo desconocido que despierta esperanza. Porque, como él mismo dice, “no estoy en las encuestas, pero sí en los pueblos”.
¿Será este el outsider que conecte con el hartazgo profundo de los peruanos? En medio de tanto ruido, su propuesta de un cambio total, integral y valiente comienza a sonar con fuerza.