En el Perú político pasan cosas que, si no estuvieran documentadas, nadie creería. Una de ellas es que Roberto Chiabra, quien hoy se vende como el candidato “de derecha”, terminó siendo socio, por contrato y por historia, del IDL de Gorriti. La organización caviar que por décadas ha golpeado, perseguido y debilitado a nuestras Fuerzas Armadas y nuestra Policía, y que controla el sistema judicial.

Sí, aunque parezca un mal chiste, es real. Un ex general, ministro de Toledo, y aliado formal del IDL.

Chiabra se mueve como general, habla como general, se vende como nacionalista, pero fue ministro de Defensa del gobierno del corrupto  Alejandro Toledo, hoy preso, y un caviar de la peor especie.

Y lo más grave es que durante su gestión firmó un convenio entre el Ministerio de Defensa y el IDL, convenio que tiene por objeto establecer un mecanismo de cooperación entre ambas instituciones, que promueva el diálogo sobre defensa y seguridad en la sociedad civil.

Un acuerdo que ningún militar patriota habría firmado, que ningún defensor de la PNP y las FF.AA. habría aceptado. Porque el IDL, con Gorriti a la cabeza, es justamente la organización que ha denunciado sistemáticamente a militares que combatieron al terrorismo, ha defendido a senderistas bajo el disfraz de “DD.HH.”, ha manipulado procesos, influyendo en fiscales y jueces, para convertirse en la pieza central de la mafia caviar que controla la justicia peruana.

Ahora el PPC lo convierte en su candidato presidencial. El Partido Popular Cristiano, que en casi 60 años no ha ganado ni una sola elección presidencial, lo anunció como su candidato. Y mientras intentan pintarlo como “derecha moderna”, la realidad es que  Chiabra ya mostró a quién responde: al clan caviar, no al Perú.

Su candidatura no representa orden ni autoridad, representa la continuidad del pacto oscuro que por décadas ha amarrado a nuestras instituciones.

Hoy Chiabra intenta posar como “mano dura”, pero el país debe saber que fue él quien abrió la puerta del Ministerio de Defensa al IDL de Gorriti, dejando una alianza que sigue permitiendo que la mafia caviar intervenga donde nunca debió entrar: la defensa nacional.

El cambio de ciclo verdadero no se construye con quienes ya le entregaron el país a la mafia judicial. El Perú necesita romper con estos pactos ocultos, con las alianzas que se disfrazan de derecha pero responden a los mismos corruptos de siempre.

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