Ya presenciamos el fracaso de Maranguita en San Miguel, por eso los cañetanos rechazamos la presencia de delincuentes juveniles en nuestro barrio.

Tras la fuga de internos del centro juvenil ubicado en Lima, ahora anuncian su traslado a Cañete. La nueva sede se ubicaría en San Antonio, un distrito agrícola y turístico.

El proyecto ya cuenta con terreno asignado. Sin embargo, la población no fue consultada y su alcalde, Segundo Díaz, rechaza la decisión, argumentando que estos centros deben construirse lejos de zonas urbanas.

Tememos por la seguridad de nuestros hijos y el futuro de Cañete. La instalación de un centro juvenil con sus transgresores podría ahuyentar inversiones y perjudicar el turismo.

Durante años, las autoridades nos han engañado afirmando que los centros de rehabilitación son espacios para reintegrar jóvenes a la sociedad, pero la realidad es diferente.

Estos centros no rehabilitan. Se han convertido en escuelas del crimen. Muchos jóvenes salen más violentos o escapan y son captados por bandas criminales para cometer asesinatos y extorsiones.

Cañete no debe pagar por la ineficacia estatal. El sistema está deteriorado. No basta con reubicar Maranguita. Se requiere una reforma integral del sistema penitenciario nacional.

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